Y es que, el sonido de Ray es de rey desde que aprendió a reproducir de oído los solos de saxofonistas como Bill Haley, Rudy Pompilli o Lee Allen, que escuchaba en los discos de rock de su padre. Como si de un entrenamiento se tratase, Ray recibía e interpretaba. Copiaba y ejecutaba. Así, hasta que comenzó a desarrollar un sonido propio en el saxofón tenor y, a su paso por las salas, comenzó a renacer el swing. No olvidó el rock ni el r&b, pero el jazz se fue apropiando de su saxo y lo ha acompañado desde Italia hasta Montreal. Desde el Carnegie Hall hasta la boda de Paul McCartney. Desde el Royal Albert Hall hasta actuar para su majestad, la reina de Inglaterra.
Lo llaman el Padrino del Swing y su familia la forman Danny Mardsen a la trompeta, Andy Rogers al trombón, Olly Wilby al saxofón, Gunther Kurmayr al piano, Manuel Álvarez al bajo doble y Ed Richardson a la batería.